Bulnes, sábado 6 de marzo de 2010:
Aún es motivo de comentarios la noche del pasado miércoles cuando se corrió el rumor de la llegada de saqueadores de Concepción y de los reos fugados de la cárcel de Chillán.
La actividad comenzó temprano ese día en Quillón, donde los vecinos se encontraban armados con palos, herramientas y alguna escopeta a fogueo. Carabineros colocó una barrera en el Puente Quillón para impedir el ingreso de los supuestos saqueadores, pero todo no pasó de ser uno de los tantos rumores que circulan a causa de la inseguridad de los vecinos.
Luego la alarma se trasladó a Santa Clara donde también los vecinos se encontraban armados con diferentes especies para defender sus hogares. El Puente Mecano que lleva a El Faro estaba cortado con una barrera y la situación parecía la de una trinchera. Nada pasó y hoy, aunque solo queda el recuerdo de aquella noche, los vecinos aún se mantienen alerta.
Pero no todo términó ahí. En el sector de Sargento Aldea se dio la alarma: habían visto a los reos trepando sobre los techos de las casas. Todos corrían armados con palos y herramientas y el desorden era generalizado. De pronto un par de disparos puso la nota de histeria. Los vecinos pensaban que eran los reos y los Carabineros que les disparaban a ellos. Todo confusión hasta que llegó la verdad. Un vecino domiciliado al inicio de calle Sargento Aldea había disparado al aire. Terminó siendo multado por Carabineros.
Pero lo mejor llegó momentos más tarde. Vecinos de la Villa Fresia dieron la alarma que habían visto a los reos merodeando sus casas y el pánico cundió de tal manera que de ahí se pasó a las poblaciones Matías Madariaga 1 y 2, luego tomó la avenida Eleuterio Ramírez y todas las poblaciones que la circundan para terminar en la población Ricardo Troncoso. Los balazos al aire, al parecer a postones por el ruido, recorrieron varias cuadras, mientras los vecinos se armaban y buscaban algo que nunca nadie vio. Nadie durmió esa noche.
Pasadas ya dos noches de aquella, la calma tiende a regresar lentamente a cada sector, aunque para ello los vecinos deban formar comités de autodefensa en cada población para cuidarse. Las fogatas son visibles desde lejos y han servido para que los vecinos se unan en torno al calor y a una conversación distendida, por un motivo común: cuidar sus vidas y sus pertenencias.