COMENTARIO DE GUILLERMO YEBER RODRÍGUEZ

Bulnes, jueves 18 de febrero de 2010:

Estamos ad portas de ser testigos del nombramiento de Sebastián Piñera como presidente de la república de Chile. Esto puede ser visto como un acto de gran mérito para la derecha chilena, debido a que no lograban ganar una elección presidencial hace aproximadamente 50 años.

Este logro es indudablemente significativo e importante, y está inalienablemente sometido a una gran responsabilidad. Por ende, nada de lo que ocurre alrededor puede quedar indiferente para las personas que votaron por Piñera.

La cara del concierto americano deberá sufrir algunos retoques, y al respecto, el nuevo gobierno chileno tendrá que hacerse cargo de mantener la imagen exterior que se ha forjado hasta ahora, la cual trasciende principalmente por su capacidad de diálogo y de cierta neutralidad y armonía. Los ejes que se han formado en Sudamérica presionarán indirectamente al nuevo gobierno a tomar una inclinación (es posible que ceda debido al carácter de su coalición). La carta más evidente es que Piñera se acerque a su amigo Uribe (si es que este se mantiene), ya que en campaña lo hizo sin ningún problema. Con este gesto se dará una clara señal de polarización en Latinoamérica. Estaremos diciéndole a EEUU que estamos listos para iniciar una nueva etapa de relaciones bilaterales, y así, se irá desembocando hacia un diálogo cada vez más radical con Venezuela, no por nada Sebastián Piñera tuvo el apoyo de Vargas Llosa. Con Bolivia se dará algo parecido si es que la agenda sin exclusiones sufre serias modificaciones. Por otra parte, Ecuador está muy preocupado de sus asuntos internos, quiere mirar con otra cara los negocios con Chile, pero sigue siendo aliado de los dos últimos países mencionados. Perú por su parte mira sigilosamente lo que vendrá, ya que Chile será un aliado político, mas seguirá siendo su antagonista histórico-geopolítico.

Esto por lo menos anticipará los primeros meses de gobierno y todos los ojos estarán puestos en la imagen que Chile le dará al mundo.

El nuevo gobierno de derecha no debe cambiar la cara internacional de un país liberal, a uno más nacionalista, ni tampoco tiene que sobreponer un libre cambio extremo en pos de menos cooperación, ya que esta es la forma idealista que han caracterizado las relaciones internacionales en occidente en las últimas décadas y cuyos lineamientos siguen aportando a la reducción de los conflictos bilaterales y abriendo paso al diálogo.

Guillermo Yeber Rodríguez.